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miércoles, 9 de julio de 2014

Engañarse a uno mismo

Posiblemente sea uno de los mayores errores en el que caen muchos inversores de bolsa.
 
Resulta bastante común observar como, ante una mala inversión, el propio inversor trata de justificarse a toda costa (incluso utilizando los argumentos más inverosímiles) de que su opción es la correcta, pase lo que pase, ocurra lo que ocurra. Argumentos, que a la postre, acaban por auto-convencernos.

Si no saben de que les hablo, el máximo exponente de este auto-engaño lo representa la archiconocida frase: "Hasta que no venda, no he perdido nada". Existen numerosas variantes, pero todas se reducen a lo mismo.
 
En mi experiencia durante todos estos años, puedo deciros, que si algo he aprendido, es a saber que el precio de mis acciones o activos los marca el mercado y nadie más. El razonamiento es totalmente simplista, pero sin lugar a dudas el que mejor funciona acorde a la realidad desde el prisma personal en el que concibo los mercados.

Y nada asegura lo contrario, ni análisis técnico, ni análisis fundamental, ni las OPAS, ni los rumores, ni las bondades de la empresa, ni lo bien o mal gestionada que está. Todo esto son cavilaciones. En Bolsa, el precio lo marca el mercado, y esto se traduce al precio que alguien está dispuesto a pagar por tus acciones. Lo más llamativo es que ese alguien puede ser un analista técnico, un analista fundamental, un especulador, una máquina de trading automático, o incluso alguien como usted y yo... en definitiva cualquiera que ofrezca una determinada cantidad de dinero por el activo que tenemos en cartera.
 
Lo que intento transmitir, porque el día a día así lo predica, es que el resultado de la operativa en todo momento lo marca el mercado, no lo fija el panadero, el frutero o el especialista que habla en la radio que han dicho que tal o cual acción va a subir un porcentaje considerable, ni el analista fundamental que sale en los medios contando las maravillas de números de esta u otra empresa. El precio, valga la paradoja, lo marca el frutero, el panadero, o incluso el experto que habla en la radio, que pone la orden de compra, el analista independiente con su stop profit o las máquinas automáticas con una operativa establecida.
 
Si pierden un tanto por ciento de su posición inicial en un activo, no piensen que porque su razonamiento es el correcto van a dejar de ver los números rojos en su cuenta. Un claro ejemplo os lo propone vuestro propio banco a diario cuando actualiza el valor de vuestra cartera. Si cuando conformamos nuestra actual cartera, esta nos supuso un desembolso de 30.000 euros y a día de hoy el valor de la misma es de 28.000 euros, eso quiere decir que hemos perdido 2.000 euros. Y por si no queda claro, el verbo perder según establece la RAE: "Dejar de tener, o no hallar, aquello que poseía, sea por culpa o descuido del poseedor, sea por contingencia o desgracia".

Reflexionen, y traten de comprender los entresijos que propone el mercado. Si les queda algo de cordura al terminar, controlen su mente y no se dejen engañar por ustedes mismos.

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