A tenor de la experiencia durante estos casi diez años observando y operando en la Bolsa, parece que queda meridianamente claro que, en función del valor elegido para operar o desarrollar las distintas estrategias, depositamos nuestro dinero en una ruleta de un casino o un activo de inversión, con unos riesgos que evidentemente no son equivalentes.
En Bankia (que os recuerdo hasta hace muy poco formaba parte del Ibex), así como en otros múltiples casos, tenemos un buenísimo ejemplo para diferenciar inversión y juego.